Coronavirus desata una tormenta perfecta en Venezuela

La emergencia ahonda la precariedad de un país golpeado por una crisis estructural. Human Rights Watch pide "una respuesta humanitaria a gran escala liderada por la ONU”

Internacional 26/05/2020 Editor Editor
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En Venezuela se ha desatado la tormenta perfecta. Con la emergencia sanitaria del coronavirus se ha añadido a la inestabilidad política y a la precariedad social un cóctel de escasez de gasolina, colapso de los servicios, cortes de luz y agua que multiplican las graves disfunciones del país. Desde que Nicolás Maduro sucediera al expresidente Hugo Chávez, en 2013, más de cinco millones de venezolanos han migrado en busca de oportunidades. Aunque en los últimos meses decenas de miles de personas han regresado por falta de recursos frente a las restricciones y las cuarentenas decretadas por distintos Gobiernos, el flujo migratorio desbordó a la región y es aún hoy uno de sus principales desafíos.

Los datos oficiales de la crisis de la covid-19 sitúan a Venezuela entre los países del mundo con menos casos, con poco más de 1.000 contagios y una decena de muertes, pero detrás de esos números hay un sistema sanitario sin capacidad de detección y la habitual falta de transparencia del régimen chavista. Distintas asociaciones, profesionales vinculados a la oposición y la Academia de Ciencias Físicas, Naturales y Matemáticas cuestionaron esa información. Esta última institución advirtió sobre el retraso del desarrollo de la enfermedad en el país e incluso las cifras ofrecidas por el Gobierno reflejan un incremento del 40% de los casos durante la semana pasada.

Mientras tanto, millones de venezolanos tienen que lidiar con una crisis de combustible sin precedentes. El expolio a la petrolera estatal, PDVSA, el deterioro de las refinerías y la mala gestión abocaron a Maduro a pedir ayuda a Irán, uno de sus principales aliados internacionales. Teherán envió cinco buques con 1,5 millones de barriles de combustible. Pero a eso se ha sumado en los últimos días la interrupción del suministro de agua, que se ha convertido en un drama sobre todo en los hospitales. La catástrofe económica y la hiperinflación completan el panorama de una crisis que es estructural desde hace años.

“La crisis humanitaria en Venezuela y el colapso del sistema de salud han generado una peligrosa situación que favorece una rápida propagación del virus en la población en general, condiciones de trabajo inseguras para el personal de salud y un alto índice de mortalidad entre pacientes que necesitan tratamiento en hospitales”, afirma Kathleen Page, doctora y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. Según su análisis, recogido en un informe de Human Rights Watch (HRW) publicado este martes, estas premisas pueden "provocar que más personas intenten irse del país”, desbordando así a los sistemas sanitarios de los países vecinos. La ONG pide que Estados Unidos, la Unión Europea y los países miembros del Grupo de Lima presionen a las autoridades venezolanas para que “permitan el ingreso en Venezuela de una respuesta humanitaria a gran escala liderada por la ONU”. (www.elpais.es)

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