Muchos países están dando prioridad a la salud y a la lucha contra el cambio climático, pero carecen de fondos para actuar

El primer informe de esta serie se publicó en 2019. Este segundo informe ofrece una valiosa instantánea de los progresos generales que han realizado los gobiernos para hacer frente a los riesgos del cambio climático para la salud. 

Internacional 08/11/2021 Editor Editor
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Los países han empezado a dar prioridad a la salud en sus esfuerzos por proteger a la población de los efectos del cambio climático, pero solo una cuarta parte de aquellos que han sido encuestados recientemente por la Organización Mundial de la Salud han podido aplicar plenamente sus planes o estrategias nacionales sobre salud y cambio climático. Los países informan de que la falta de financiación, el impacto de la COVID-19 y la insuficiente capacidad de recursos humanos son los principales obstáculos para avanzar. 

Sin embargo, en el informe de la encuesta mundial de la OMS sobre salud y cambio climático de 2021 se concluye que más de tres cuartas partes de los países encuestados han elaborado o están elaborando planes o estrategias nacionales sobre salud y cambio climático.

 Alrededor del 85% de los países han designado a un coordinador en materia de salud y cambio climático en sus ministerios de salud, mientras que, en el 54% de los países, el ministerio de salud ha establecido un mecanismo de partes interesadas (como un grupo de trabajo o comité) sobre la salud y el cambio climático. 

Alrededor de dos tercios de los países encuestados han llevado o están llevando a cabo una evaluación de la vulnerabilidad y la adaptación en materia de cambio climático y salud, mientras que prácticamente todos los países (94%) incorporan consideraciones de salud en sus contribuciones determinadas a nivel nacional al Acuerdo de París. 

«La nueva encuesta de la OMS pone de manifiesto que muchos países no reciben apoyo ni están preparados para hacer frente a los efectos del cambio climático sobre la salud. Estamos aquí, en la COP 26, para instar al mundo a que apoye mejor a los países que lo necesitan, y para garantizar que juntos hagamos un mejor trabajo con el fin de proteger a las personas de la mayor amenaza para la salud humana a la que nos enfrentamos hoy en día,» dijo la Dra. María Neira, Directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS. 

La incapacidad de los países para proteger la salud frente al cambio climático es más perjudicial para sus grupos más desfavorecidos, como las minorías étnicas, las comunidades pobres, los migrantes y desplazados, las personas mayores y muchas mujeres y niños. 

«Los argumentos sanitarios para aumentar la acción climática son muy claros. Por ejemplo, casi el 80% de las muertes causadas por la contaminación del aire podrían evitarse si los niveles actuales de contaminación del aire se redujeran a los recomendados en las directrices de la OMS sobre la calidad del aire,» dijo la Dra. Neira. 

La encuesta de la OMS pone de manifiesto que el 70% de los países (frente al 56% en 2019) consideran que la financiación insuficiente sigue siendo el principal obstáculo para la plena aplicación de los planes nacionales sobre salud y cambio climático. Las limitaciones de recursos humanos son el segundo mayor obstáculo, mientras que alrededor de un tercio de los países identificaron la falta de colaboración intersectorial como un impedimento clave. 

Alrededor de la mitad de los países señalan que la emergencia de la COVID-19 ha frenado los progresos en la lucha contra el cambio climático al desviar el personal y los recursos de salud, y sigue amenazando la capacidad de las autoridades de salud nacionales para planificar y prepararse frente a las tensiones y los trastornos de salud relacionados con el clima. 

El informe también señala una posible oportunidad perdida para identificar y optimizar los beneficios para la salud de los esfuerzos de adaptación y mitigación en otros sectores, que podrían haber promovido una recuperación limpia y saludable de la COVID-19: los determinantes estructurales y sociales de la salud, como la educación, la equidad, el género, la planificación urbana, la vivienda, la energía y los sistemas de transporte estuvieron representados en menos de la mitad de los mecanismos multisectoriales establecidos. 

El primer informe de esta serie se publicó en 2019. Este segundo informe ofrece una valiosa instantánea de los progresos generales que han realizado los gobiernos para hacer frente a los riesgos del cambio climático para la salud. 

«El reto ahora es eliminar los obstáculos que impiden a los países finalizar y aplicar los planes,» ha dicho Tara Neville, Oficial Técnico del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS y autora principal del informe de la encuesta. 

Principales conclusiones


Aproximadamente dos tercios (67%) de los países encuestados han llevado o están llevando a cabo una evaluación de la vulnerabilidad y la adaptación en materia de cambio climático y salud. Los resultados de la evaluación están sirviendo de base para las políticas y programas de salud, pero siguen teniendo una influencia limitada en la asignación de recursos humanos y financieros. 


Más de tres cuartas partes (77%) de los países encuestados han elaborado o están elaborando planes o estrategias nacionales sobre salud y cambio climático. Sin embargo, su aplicación se ve obstaculizada por la insuficiente financiación, las limitaciones de recursos humanos y la escasez de investigaciones, datos probatorios, tecnologías y herramientas. 


Alrededor de la mitad de los países encuestados (52%) afirman que la pandemia de COVID-19 ha repercutido significativamente en su labor de protección de la salud frente al cambio climático, desviando personal y recursos sanitarios y ralentizando la aplicación de medidas de protección. Solo un tercio (33%) de los países encuestados ha aprovechado la oportunidad para incluir consideraciones sobre cambio climático y salud en sus planes de recuperación tras la COVID-19. 


Se está avanzando en el desarrollo de la colaboración intersectorial en materia de políticas y programas relacionados con la salud y el cambio climático. La mayoría de estas colaboraciones (>75% de los mecanismos notificados por los países) incluyen la representación de partes interesadas o sectores que se ocupan de los determinantes ambientales de la salud, como los servicios de agua potable, saneamiento e higiene (ASH), aire limpio y servicios meteorológicos. La representación de partes interesadas o sectores centrados en los determinantes estructurales y sociales de la salud, como la educación, la planificación urbana, la vivienda, la energía y los sistemas de transporte, es menos frecuente (40%-50% de los mecanismos notificados por los países). 


Menos del 40% de los países incluyen información meteorológica y climática en sus sistemas de vigilancia sanitaria respecto de las enfermedades sensibles al clima. Lo más habitual es que los países cuenten con sistemas de vigilancia sanitaria basados en el clima para las enfermedades transmitidas por vectores, por el agua, por el aire o por las vías respiratorias 


Solo un tercio de los países encuestados dispone de sistemas de alerta sanitaria temprana basados en el clima para las enfermedades relacionadas con el calor (33%) o las lesiones y la mortalidad por fenómenos meteorológicos extremos (30%), a pesar de que existen pruebas sólidas de que estos riesgos están aumentando en todo el mundo. 


El personal de salud está cada vez más informado y formado sobre la conexión entre el cambio climático y la salud (en el 42% de los países se imparte algún nivel de formación), pero es necesario realizar más esfuerzos para garantizar que el desarrollo de capacidades abarque un conjunto completo de competencias relevantes y se integre de forma rutinaria en el desarrollo del personal de salud. 


Un número creciente de países (27%) ha realizado evaluaciones de la resiliencia climática de sus establecimientos de atención de la salud. 


Solo una pequeña proporción de los ministerios de salud de los países de ingreso bajo y mediano-bajo (28%) reciben actualmente fondos internacionales para apoyar su labor en materia de cambio climático y salud. El acceso a los fondos internacionales, incluidos los fondos multilaterales para el clima, debe ampliarse sustancialmente con el fin de alcanzar los niveles necesarios para proteger la salud frente al cambio climático. 
Los países han aumentado significativamente las consideraciones relativas a la salud en sus contribuciones determinadas a nivel nacional. Casi la totalidad (94%) de las 142 contribuciones determinadas a nivel nacional nuevas o actualizadas publicadas en 2020-2021 mencionan la salud, en comparación con el 70% de las 184 contribuciones determinadas a nivel nacional de 2019. Los beneficios para la salud de la mitigación del cambio climático se mencionan ahora en el 28% de las contribuciones determinadas a nivel nacional nuevas o actualizadas, frente al 10% en 2019.

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